En el llano también hay transmilenio

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Por: Andrea Orrego/Comunicadora Social y Periodista/Apasionada por la bici

Llueve desde la madrugada, son casi las ocho de la mañana y no escampa, cuando creemos que la rodada ha fracasado, como por arte de magia deja de llover.

Ya es tarde, no queremos perder el día de entrenamiento y decidimos hacer una ruta corta pero exigente. El clima está perfecto para pedalear, bueno, bajo el sol o la lluvia siempre será divertido ir al compás de las bielas.

El cielo esta gris, pero nada nos impide salir a pedalear, el sol no se asoma por ningún lado, no hay señales de el para recibir un poco de calor. Llegamos al primer cementerio, jardines del llano, vamos por la vía que nos conduce al municipio de Restrepo. Comienzan a caer algunas gotas de agua, pero ya es tarde para devolvernos, así que con todas las precauciones del caso decidimos continuar en busca del camino para subir la temida “transmilenio”.

Seguimos con nuestro recorrido, la lluvia es cada vez más fuerte, pasamos el segundo cementerio, Jardines de la Esperanza, más adelante encontramos un condominio que se llama Palma Real, y justo en el kilómetro 10 vía a Restrepo, está el condominio Santa Teresita, donde solo unos metros más adelante en sentido Restrepo – Villavicencio vemos el desvío que nos conduce a transmilenio.

Nos preparamos para subir aproximadamente tres kilómetros de una carretera pavimentada, un recorrido que se puede hacer entre 25 a 30 minutos, sin afán, disfrutando del paisaje, haciendo un buen entrenamiento, controlando el corazón y llegando casi a los 800 metros sobre el nivel del mar.

La lluvia cada vez es más fuerte, el cuerpo ya está en calor, el clima se presta para subir más fácilmente a la hora de respirar, pues el calor a veces nos fatiga.

Mientras subo en mi bicicleta, veo como el agua baja a chorros por la carretera, todo es muy tranquilo, hay árboles y vegetación en abundancia, se ven pocas casas, solo un par de fincas llegando al final del recorrido. Durante el trayecto me siento sobre las nubes, todo a nuestro alrededor es blanco, lleno de neblina, el sol decidió no salir, llegamos al final del pavimento, y dimos por terminado el recorrido. Comemos bocadillo, tomamos las fotos que no nos pueden faltar, y a pesar de la lluvia contemplamos el paisaje, que entre las nubes alcanzamos a ver.

Regresamos a las casas alegres, mojadas, con frio, pedaleando bajo la lluvia y felices porque una vez más coronamos la famosa “transmilenio” una ruta para “ciclistas con piernas de acero” dicen por ahí, pero yo creo que la fuerza más que en las piernas está en la mente, “el que quiere puede” jamás me cansare de decir eso.

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