Entramos por una trocha de tierra naranja, el suelo está húmedo, pues la noche anterior llovió sin parar, vamos hablando, pedaleando y compartiendo entre amigos, porque ese, es el mejor regalo que nos da la bici, los amigos.
Nos preparamos para subir aproximadamente tres kilómetros de una carretera pavimentada, un recorrido que se puede hacer entre 25 a 30 minutos, sin afán, disfrutando del paisaje, haciendo un buen entrenamiento, controlando el corazón y llegando casi a los 800 metros sobre el nivel del mar.
Tourmalet como la llaman la mayoría de los ciclistas, se encuentra ubicada en Restrepo, más exactamente detrás del Mirador Llanero. El sector se llama Vereda Marayal o Altos del Caney, es una vuelta de aproximadamente nueve kilómetros. Empezar a subir la montaña no es fácil, en algunas partes se siente como si estuviéramos trepando una pared.
Dicen que la bici es adictiva, y estoy segura de eso, una vez te montas en ella, haces una buena ruta y en buena compañía, no vas a poder soltarla. Es un vicio de esos que vale la pena tener.